La Biblia declara: “El que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció (2 Pedro 2:19). Ella dice que el hombre apartado de Dios es esclavo del pecado. Pecar es no hacer la voluntad de Dios; es dar la espalda al objetivo que Dios tenía preparado para el bien de su criatura.
Pero Dios quiere acercarse a usted y a mí; desea levantarle y liberarle. Se acercó a nosotros mediante Jesucristo, quien murió en la cruz para expiar nuestras faltas y liberarnos del pecado. Ahora espera que cada uno de nosotros reconozca su alejamiento de Dios, que se lo confiese y acepte el don de salvación pagada muy cara por Jesucristo. El que se apropia del valor del sacrificio de Jesucristo ya no es más esclavo del pecado, sino libre. A partir de entonces se deja guiar por el Espíritu de Dios, quien le enseña a decir, como el apóstol Pablo: “Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14).
Col 1:12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;
Col 1:13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,
Col 1:14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.(B)
Editorial La Buena Semilla. 1166 (Suiza)